Viernes, 18 de Febrero de 2022
“Las personas importan”

DIÁLOGO INTERCULTURAL en la relaciones entre la Argentina y Japón.

1935
En la foto que fuera publicada en Hochi Shinbun, edición de la prefectura de Ibaraki, así como en el Ibaraki Kokumin de fecha 20 de febrero de 1935, aparece el Encargado de Negocios a cargo de la legación Argentina en Tokio, Arturo Álvarez Montegro, en Sakai Machi, una aldea de la prefectura de Ibaraki, rodeado de los niños de la escuela primaria Nagata. Una copia de esta foto es parte del Archivo de Historia de la Colectividad Japonesa en Argentina. Es que parte de nuestra historia también es la de los argentinos, muchos anónimos, o poco conocidos, que contribuyeron a la construcción de la historia de las relaciones con nuestra cultura de origen.

 

Este joven diplomático, de su propio bolsillo, creó una beca anual para niños locales fortaleciendo los lazos entre ambos países. Estos lazos se habían iniciado a su vez, casi 80 años antes, cuando el abuelo del señor Nomoto Sakubei, Nomoto Sakujirou, samurái oriundo de esa localidad, al momento del desembarco del Comodoro Perry, había estado entre los funcionarios que debieron atenderlo personalmente y no sabemos por qué razón, también al abuelo de Álvarez Montenegro. Por ese motivo, Montenegro escribió a Nomoto Sakubei una nota de invitación para conocerse. Acompañado por el periodista de Hochi Shinbun, de apellido Matsuki, fueron a la residencia y allí escucharon ese relato. El señor Nomoto, al parecer, excombatiente en la guerra ruso-japonesa, también sabía de la cesión de buques argentinos que cumplieron un importante rol en la contienda y, por tal motivo, aprovechó la oportunidad para enviarle al Almirante Domecq García una espada, tesoro familiar. Álvarez Montenegro aceptó el compromiso y se mostró admirado por el presente, al punto que Nomoto decidió obsequiarle otra espada. Álvarez Montenegro, profundamente agradecido, decidió retribuir el gesto de Nomoto, visitándolo en la aldea.

En relatos de Sakubei, ante la sorpresa del anuncio de la visita de Álvarez Montenegro, pidió la colaboración del maestro de la escuela primaria. Dado que estaban preparando un festival escolar, se ofreció a presentar frente al ilustre visitante, los números que con los niños iban a exhibir. Pronto, toda la aldea, con los jóvenes a la cabeza, se comprometieron en los preparativos. Por primera vez un diplomático extranjero visitaba su humilde pueblo. Todos quedaron sorprendidos por la sencillez de Álvarez Montenegro, quien ante la ejecución de danzas de Obon por parte de los pobladores, se sumó a la rueda y comenzó a bailar. Esta descripción está publicada en Machi Shi kenkyu (1/7/1996, pp.84-88) por el propio Sakubei.

La beca Montenegro se mantuvo desde 1935 a 1941 (Sanchís, p.82). Luego, los contactos se perdieron. Al parecer, muchos de los niños que recibieron la misma perecieron en la guerra. Sakai Machi restableció los contactos con Argentina tiempo después de finalizada la guerra y, desde entonces, los lazos se han continuado fortaleciendo, celebrando todos los años esta relación.

En el libro Japón y la Argentina. Historia de sus relaciones, su autor, el embajador Sanchís Muñoz, señala que Álvarez Montenegro se desempeñó muy activamente, a pesar de no haber sido formalmente designado como titular de la Representación en Tokio. Desarrolló una promoción del comercio argentino, pero sus funciones fueron mucho más allá de las estrictamente profesionales. Se menciona como anécdota que en una ocasión, Álvarez Montenegro recogió en su automóvil a un herido en accidente, y sin darse a conocer lo internó en el hospital más próximo y luego le envió dinero para el tratamiento. Identificado posteriormente, el hecho tuvo repercusión periodística y recibió muchas pruebas de aprecio. (Sanchís, p.81).

Durante su estadía en Japón, contribuyó a difundir la esgrima occidental y se lo nombró Presidente honorario de la Liga Japonesa de Esgrima. Instituyó un premio para la competencia de ski en el Yumoto Ski Club y también para las primeras competencias de tango-danza. Organizaba reuniones con personalidades japonesas en su casa de verano ubicada en Kamakura, en donde se dedicaba a promover la carne, mate, quesos, vinos y otros productos argentinos. En el relato de Nomoto hace referencia a la visita a este sitio y describe que fue agasajado con un asado estilo argentino. Si bien sus colegas llegaron a calificar de excesivas, estas actividades, se ganó el aprecio de los japoneses y a través de él se dio impulso a la difusión de expresiones de la cultura argentina.

Durante su estadía coincidió con la estancia del periodista, ilustrador y posteriormente diplomático, Ramón Muñiz Lavalle, quien en el epígrafe del capítulo “Japón”, de su libro El Extremo Oriente en Revolución, publicado en Madrid en 1935, escribió: “El ministro era un imbécil. Por suerte, el secretario de la Legación era un corazón inmenso y una buena cabeza. De tal manera, todos los errores del anterior fueron borrados por Arturo Álvarez Montenegro en una espléndida labor diplomática, abierta, generosa, de amor al Japón. Hoy, a la Argentina se la conoce y se la estima gracias a él”. Causa un fuerte impacto leer este epígrafe haciendo directa referencia a Álvarez Montenegro.

1986
No sabemos qué fue luego de la vida de Arturo Álvarez Montenegro y que Ramón Muñiz Lavalle, de una relación de aprecio muy profundo, terminó sus días totalmente decepcionado del Japón, al tener que experimentar una de las etapas más oscuras de su historia. Hoy podemos apreciar a la distancia que, más que a los japoneses, entre quienes había hecho muy buenos amigos y que terminaron siendo también víctimas de esos tiempos, fue a debido a decisiones y políticas equivocadas, lo que provocó su rechazo.

En años previos a los sucesos mencionados, se gestaba también otra historia de encuentro. La agencia Infobae publicó en agosto de 2019 una nota del periodista Enrique Vázquez, en la que relata otra historia. Ésta se inicia en 1922, cuando el hijo de Honorio Pueyrredón (en ese entonces Embajador argentino en los Estados Unidos), Ricardo Pueyrredón, ingresa para cursar sus estudios secundarios en la Sidwell Friends School. Para caracterizar a esta escuela elitista de Washington DC, Vázquez destaca entre sus alumnos a “hijos presidenciales”, como Archibald Roosevelt, Tricia Nixon, Chelsea Clinton o Sasha Obama. Pero en los años 20, los únicos extranjeros eran Pueyrredón y la hija del embajador japonés, Setsuko Matsudaira. En las fiestas estudiantiles, él era el único que la sacaba a bailar, y la recordó siempre como la “más culta, inteligente y divertida de la clase”.  Luego, cada uno continuó su camino: Pueyrredón convirtiéndose en un destacado publicista, impulsando el desarrollo de esta actividad y la carrera de destacados publicistas locales ante la competencia de firmas extranjeras. Por este motivo y proviniendo de una familia de tradición Radical, con la asunción de Alfonsín fue designado encargado de Ceremonial y Protocolo. Setsuko Matsudaira, por su parte, contrajo enlace con el príncipe Yasuhito, uno de los hermanos del Emperador Hirohito, convirtiéndose en la Princesa Chichibu. Habían continuado manteniendo correspondencia, comentándose el desarrollo de sus vidas, el nacimiento de hijos y nietos. La noticia de que Pueyrredón iba a formar parte de la comitiva de viaje del Presidente Alfonsín hizo que fuera invitado a visitar a su antigua condiscípula.

Para la visita al Palacio Imperial, Alfonsín había recibido precisas instrucciones de que debía asistir solo. Un coche oficial pasó a recogerlo a su hotel. Para sorpresa del Presidente, detrás salió Pueyrredón, quien lo tranquilizó diciéndole que le esperaba otro coche. Horas después, Pueyrredón regresó al hotel y del baúl del auto bajaron presentes para su esposa y sus ocho hijos. Pero eso no fue lo más importante. El gobierno argentino buscaba colocar en Japón tres millones de toneladas de trigo que habían quedado sin vender por el incumplimiento de parte de la URSS, y Pueyrredón ofreció al Presidente ocuparse de tal asunto. Ya en vuelo de regreso, y para sorpresa de todos, el canciller Caputo y el ministro de Economía Sourrouille, le informaron al Presidente que no tuvieron que hacer ninguna gestión y solo debieron firmar los papeles ya preparados de la venta. Vázquez menciona en su artículo los logros de la misión a Japón, que incluyeron garantías de créditos para el desarrollo petroquímico y de gas y la firma de dos convenios de pesca.

Las personas importan
Estas anécdotas sobre personas poco conocidas, pero que han producido con sus gestos, importantes contribuciones a la construcción de las relaciones entre ambos países, son una mínima muestra, pero al mismo tiempo, también contundente, de que más allá de actos políticos trascendentales, las verdaderas relaciones interculturales entre los pueblos comienzan con las personas, su trato directo y conocimiento mutuo. Es a partir de esa relación que se tejen lazos sólidos y que con el tiempo se consolidan.

La Escuela Primaria Nagata, en Sakai Machi, prefectura de Ibaraki, hoy en día sigue celebrando su vinculación con Argentina y desarrolla su intercambio con niños argentinos a través de Nichia Gakuin.
Los numerosos becarios argentinos que tienen la posibilidad de residir en Japón y tejer lazos, no solo con sus pares profesionales japoneses, sino también con personas comunes con las que conviven diariamente durante su estancia, lo continúan haciendo, demostrando que las personas importan y desde el Archivo queremos dar a conocer esas historias.

* Archivo Histórico de la Colectividad Japonesa en Argentina